Para financiar la atención de las ENT, hay que romper con los paradigmas nocivos
29 de septiembre de 2022
29 de septiembre de 2022
La imposición de impuestos más altos a las empresas que fabrican productos nocivos para la salud, como el tabaco, el alcohol, las bebidas azucaradas y los alimentos ultraprocesados de bajo valor nutricional con alto contenido de grasas y azúcares, ha sido una recomendación reiterada de la Organización Mundial de la Salud a los gobiernos para compensar los daños causados por las enfermedades no transmisibles (ENT). Sin embargo, luego de dos años y medio de convivir con la pandemia de la COVID-19, estamos viendo que la mayoría de los países continúan resistiéndose a aumentar dichos impuestos, suponiendo que esto ayudará a recuperar sus economías.
Ante la situación provocada por el virus SARS-CoV-2, hay una lección sin precedentes que aprender, y hacerla realidad de una vez por todas en cada una de las naciones. Además de ser una condición intrínseca de vida y la supervivencia, la salud es el principal insumo que permite al ser humano funcionar como ser productivo, creador de bienes y servicios que se intercambian entre las comunidades, las sociedades más grandes, los países y las regiones; que impulsa las economías y fomenta las condiciones de desarrollo a las que todas las personas aspiramos, independientemente de las diferencias étnicas, culturales, científicas o tecnológicas.
Antes de la pandemia, 500 millones de personas fueron empujadas a la pobreza o profundizado su condición a extrema oibreza porque tuvieron que pagar los servicios de salud de su propio bolsillo. Esto es imperdonable porque los sistemas de seguridad social y protección social deben atender a sus poblaciones.
Ante grandes los problemas mundiales como los que estamos viviendo, las personas y los gobiernos debemos ser audaces para romper con los paradigmas nocivos que anteponen los intereses de las grandes empresas a la protección de las poblaciones.
Las organizaciones de la Coalición México Salud-Hable, que en 2011 trabajaron por el aumento de los impuestos al tabaco junto a funcionarios de gobierno, investigadores, personas que viven con ENT, activistas sociales y legisladores, nuevamente están considerando impulsar medidas que aumenten los precios de los productos de tabaco, que son mortales. Este aumento de precios vendría a través de un aumento de impuestos, que al mismo tiempo genera fondos públicos e inhibe el consumo, especialmente en niñas, niños y jóvenes. “El impuesto al tabaco salva vidas” fue nuestro eslogan en 2011 y puede volver a funcionar ahora.
Otra vía para asignar recursos a la atención de las ENT debe ser la implementación de políticas y mecanismos gubernamentales sólidos que reduzcan o eliminen la elusión fiscal (lícita) y la evasión fiscal (ilícita) por parte de muchos grandes contribuyentes, lo que socava la eficacia de las políticas de control del tabaco. Al mismo tiempo, la industria tabacalera argumenta que aumentar los impuestos conduce al comercio ilícito y la evasión de impuestos.
Una tercera opción está disponible a través del Banco Internacional para la Reconstrucción y el Fomento, dependiente del Banco Mundial, que otorga préstamos blandos a países de bajos y medianos ingresos que se comprometan a reestructurar sus sistemas de salud para atender a las ENT.
Y por último, qué tal organizar una gran colecta a beneficio de los países más pobres entre las familias más ricas del mundo: Walton (Wal Mart), Koch (petróleo) y Mars (industria del chocolate), con los magnates árabes y con Mr Jeff Bezos (Amazon) , Bill y Melinda Gates (quien acaba de aumentar su fondo altruista en $20 mil millones en julio pasado). Don Michael Bloomberg, que ha sido embajador de la OMS para la atención de las ENT durante dos mandatos, podría ser un digno promotor de una recaudación de fondos de este tipo. Este tipo de acción audaz puede ser el empujón necesario para finalmente aumentar la financiación para las ENT.
Acerca del autor
Juan Núñez Guadarrama es coordinador de la Coalición México Salud-Hable (2013 a la fecha). Anteriormente, fue fundador del Programa Nacional Juvenil para la Prevención de las Adicciones (1989-1994) en la Comisión Nacional del Deporte; miembro fundador en 1989 y hasta la fecha miembro del Comité Interinstitucional de Lucha contra el Tabaco; y subdirector de Coordinación del Consejo Nacional contra las Adicciones (1995-2007). Recibió el premio Bloomberg Philanthropies 2018 en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, por el proyecto Fortalecimiento de la capacidad del sistema de salud para ampliar el tratamiento de la dependencia del tabaco.