El factor de riesgo olvidado: el control del alcohol busca cobrar impulso en la 7ª Conferencia mundial sobre políticas de alcohol
24 de octubre de 2023
24 de octubre de 2023
A pesar de su aceptación social y sus raíces culturales relativamente amplias, el consumo de alcohol es uno de los principales factores de riesgo de muerte y discapacidad en todo el mundo. Se estima que alrededor de tres millones de personas mueren cada año como consecuencia del consumo de alcohol, más de la mitad de ellas por enfermedades no transmisibles (1,7 millones) como el cáncer, las enfermedades digestivas y las enfermedades cardiovasculares (ECV). Sudáfrica no es una excepción, con una alta prevalencia de episodios de consumo excesivo de alcohol, debido a la disponibilidad de alcohol barato, a los controles ineficaces sobre las ventas a menores de edad y a un entorno político impregnado de una influencia muy agresiva de la industria.
Las grandes empresas del sector del alcohol tienen una larga trayectoria deslegitimando, influyendo y evitando las políticas públicas destinadas a reducir el consumo mediante la regulación de la venta minorista y controlando las estrategias de marketing. La industria del alcohol aprovecha cada oportunidad para difundir información errónea y poner en duda los efectos nocivos del consumo de alcohol. Si bien la evidencia muestra que no existe un nivel seguro de consumo de alcohol, las empresas insisten en la vieja creencia popular de que el problema reside en el consumo excesivo de alcohol, en un intento de desviar la atención del hecho de que el alcohol es una sustancia tóxica, psicoactiva y cancerígena. La sentencia que afirma que es posible beber de forma responsable sigue siendo una mentira muy común. Por tanto, no sorprende que más del 40% de la población mundial consuma alcohol de forma habitual, mientras que en el caso del tabaco el porcentaje sea inferior al 20%.
Al ejercer presión mediante el cabildeo contra las medidas de salud pública que ya han sido comprobadas, la industria del alcohol quiere asegurarse de que la verdad no salga a la luz y que no se concientice a nadie sobre los riesgos del alcohol para la salud. Esto explica por qué el etiquetado del alcohol suele ir por detrás de otros productos no saludables como el tabaco y la comida chatarra, como se muestra en nuestro último informe: Advertencia contra daños: lecciones y recomendaciones para avanzar en políticas de etiquetado en todos los factores de riesgo de las enfermedades no transmisibles. Esto se debe a la falta de un enfoque estandarizado para el etiquetado, pero también a que esta industria enfrenta legalmente dichas regulaciones, especialmente va contra aquellas que incluyen advertencias sobre el cáncer y advertencias gráficas sobre los daños a la salud.
El control del alcohol busca ganar fuerza frente a las deficiencias de la Estrategia mundial para reducir el consumo de alcohol de 2010 en un contexto de feroz contraofensiva por parte de la industria del alcohol. El nuevo Plan de acción mundial sobre el alcohol de la OMS 2022-2030 y una serie de historias recientes de éxito que involucran a organizaciones de la sociedad civil, como a la Alianza de ENT Ghana y a México Salud-Hable son los primeros brotes del cambio que se avecina. Aún así, las regulaciones contra el alcohol necesitan un mayor compromiso por parte de los gobiernos nacionales y las organizaciones internacionales para desbloquear todo su potencial. La 7ª Conferencia mundial sobre políticas de alcohol representa una oportunidad para acelerar acciones contra el alcohol sin presión por parte de ningún representante de las grandes empresas alcohólicas, cuya asistencia está estrictamente prohibida. Deseamos que ésta sea la nueva normalidad en la lucha contra el alcohol.