“El cambio climático nos afecta a todos, pero no a todos por igual. Aquellos más vulnerables son los más afectados" - Ban Ki-moon, 2013
Las ENT y el cambio climático están intrínsecamente vinculados y, como tales, pueden abordarse en conjunto. Existen áreas claves para acciones de cobeneficio entre la producción de energía, los sistemas de transporte y los sistemas alimentarios. Estos sectores son fuentes líderes de emisiones que contribuyen a la contaminación atmosférica y al calentamiento global. La contaminación del aire exterior por sí sola es responsable de 3,7 millones de muertes anuales, debido a cáncer, enfermedades respiratorias y enfermedades cardiovasculares. Las emisiones pueden reducirse mediante la transición de combustibles fósiles a energías renovables, promoviendo el transporte activo, como caminar y andar en bicicleta, y permitir el acceso a dietas con vegetales, producidas localmente y sin procesar. Estas dos últimas intervenciones también sirven para combatir la inactividad física y la mala nutrición.
En particular, las zonas urbanas suelen servir como un nexo de actividades de todas estas áreas, ofreciendo amplias oportunidades de intervención con poblaciones densas concentradas en un área que a su vez pueden beneficiarse de los impactos de las políticas y programas implementados.
La contaminación en interiores y exteriores impacta directamente en la mortalidad por enfermedades respiratorias, enfermedades cardiovasculares y cáncer; intervenciones como la promoción del transporte activo y sistemas alimentarios sostenibles contribuyen a la prevención de todas las principales ENT al reducir la inactividad física y la mala nutrición.