Las ENT afectan a todas las personas, en todas partes del mundo. 41 millones de personas mueren cada año por causa de una ENT, lo que representa el 74% de todas las muertes en todo el mundo, y se prevé que las muertes anuales por ENT aumentarán a 52 millones hacia el año 2030.
Sin embargo, la mayoría de las ENT se pueden prevenir y en gran medida, la mala salud es causada por estos cinco factores de riesgo modificables principales: el consumo de tabaco, las dietas poco saludables, la inactividad física, el consumo de alcohol y la contaminación del aire.
Las ENT son un problema de desarrollo sostenible
Las ENT representan mucho más que un problema de salud: son un problema importante de desarrollo y derechos humanos, ya que afectan de manera desproporcionada a las poblaciones más pobres y vulnerables. Esto se debe en parte a que algunos factores de riesgo de ENT son más frecuentes en las comunidades más pobres que en aquellas con un nivel socioeconómico alto.
La etapa de desarrollo económico de un país, los factores culturales y las políticas sociales y de salud también influyen en las posibilidades de sobrevivir a una ENT. Las personas en los países y comunidades pobres generalmente tienen un peor acceso a la atención médica para el diagnóstico y tratamiento oportunos de las ENT, y las condiciones deben manejarse con recursos limitados.
A nivel de hogar, la mayoría de las personas en los PIBM pagan de su bolsillo gran parte del tratamiento y la atención de las ENT, y estos gastos catastróficos empujan a unos 100 millones de personas en todo el mundo a la pobreza extrema cada año. Las ENT también contribuyen a que los “mil millones más pobres” permanezcan en la pobreza crónica.
Si la comunidad mundial quiere cumplir con las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030, las ENT deben atenderse con urgencia.
Del compromiso a la acción
Desde 2010, las ENT han ido aumentando su presencia en las agendas nacionales y mundiales de salud y desarrollo. Desde entonces, se han realizado una serie de compromisos políticos, como la histórica Declaración política de las Naciones Unidas sobre la prevención y el control de las ENT de 2011, las metas mundiales para las ENT de 2025, el Plan de Acción Mundial para las ENT 2013-2020 de la OMS y la integración de las ENT en los ODS en 2015.
Todos estos compromisos priorizan la salud como factor central para promover y lograr un desarrollo social, económico y ambiental sostenible. El mundo ahora tiene una agenda verdaderamente global para la prevención y el control de las ENT, con responsabilidades compartidas para todos los países basadas en objetivos concretos; sin embargo, la acción y la inversión necesarias han sido inaceptablemente lentas. Ampliar y acelerar la acción contra las ENT debe verse como el cumplimiento de una promesa de los gobiernos y un imperativo moral en lugar de una elección.