El 4 de febrero es el Día Mundial contra el Cáncer, que nos invita a desempeñar un papel en la creación de un mundo libre de cáncer. En 2022, bajo el lema "Por unos cuidados más justos" para cerrar la brecha en la atención, la campaña tiene como objetivo comprender y reconocer las desigualdades en la atención del cáncer en todo el mundo.

 

A menudo, el nivel de ingresos y la ubicación de una persona determinan tanto la cantidad como la calidad de la atención a la que puede acceder. También pueden ser objeto de suposiciones e incluso discriminación por su raza, etnia, género u orientación sexual. Uno de los factores más comunes, pero menos discutidos, que afecta negativamente la atención del cáncer en todo el mundo es la edad.

 

La edad avanzada es uno de los principales factores de riesgo para el cáncer y muchas otras enfermedades no transmisibles (ENT). El cáncer entre las personas mayores de 65 años representa el 51 % del total de casos de cáncer en todo el mundo y el 59 % de todas las muertes relacionadas con el cáncer. Sin embargo, no estamos viendo el desarrollo de servicios de atención para satisfacer las necesidades únicas de las personas adultas mayores con cáncer y otras ENT o la inclusión de las y los adultos mayores en las estadísticas o planes nacionales de salud para impulsar y medir avances.

 

Una revisión sistemática sobre el cáncer por edad encontró que las personas adultas mayores tienen más probabilidades de no recibir la atención que necesitaban en comparación con las personas adultas más jóvenes, lo que condujo a resultados de salud significativamente peores en el 95,5 % de los estudios.

El mundo de hoy está pasando por una revolución de la longevidad, donde la cantidad de personas mayores de 65 años se está disparando y ahora representa más del 9% (703 millones de personas) de la población mundial. Las estimaciones sugieren que se espera que este número aumente al 15,9 % (1500 millones) para 2050 y al 29,7 % (2400 millones) para el año 2100.

 

El envejecimiento de la población puede considerarse un triunfo del desarrollo. Significa que estamos controlando las causas de muerte que antes acortaban muchas vidas. Pero también significa que tendremos que remodelar nuestros sistemas de salud, así como nuestras opiniones sobre el envejecimiento, para seguir adecuadamente a cada persona a lo largo del curso de su vida. Actualmente, este grupo demográfico en crecimiento a menudo es dejado atrás cuando se trata del tratamiento de enfermedades crónicas como el cáncer.

    

La pandemia de COVID-19 ha demostrado la importancia de invertir en sistemas de atención social y de salud sólidos y coordinados, arraigados en la atención primaria de la salud, para proteger y promover un envejecimiento saludable. Esto debe comenzar con un enfoque integral de la salud que se centre en la persona, en lugar de la enfermedad o enfermedades específicas con las que vive.

 

Las soluciones incluyen la integración de capacitaciones sobre las ENT y la atención geriátrica en los planes de estudios básicos y la educación médica continua, así como el apoyo al desarrollo y la adopción de evaluaciones geriátricas y orientación clínica para los trabajadores de la salud sobre el manejo de las comorbilidades, incluyendo la capacitación y el apoyo para las personas a cargo de los cuidados de las y los pacientes en casa.

 

También es crucial asegurar que los mecanismos de protección financiera y social cubran a las personas adultas mayores. Los paquetes de cobertura de salud deben aumentar progresivamente la protección para esta población, ya que se encuentran entre los sectores más vulnerables a una catástrofe financiera debido a los costos de atención médica de bolsillo, especialmente en países de ingresos bajos y medios, y porque a menudo dependen de los ingresos fijos de las pensiones o de los recursos que tiene la familia para vivir.

 

Cerrar la brecha por edad e integrar las necesidades de las personas adultas mayores para una atención oncológica más inclusiva es algo que todos los países deben priorizar.

 

Múltiples estudios han encontrado que la discriminación por edad determina si las personas adultas mayores reciben o no atención, así como el tipo y la calidad de los servicios que se les brindan. Esto podría incluir malentendidos por parte de las y los pacientes, sus familias y el personal de atención médica sobre las oportunidades de tratamiento, así como sobre las habilidades y preferencias de las personas adultas mayores con cáncer y otras ENT para liderar la toma de decisiones sobre su propia atención. Sin embargo, algunos países están liderando el camino para atender las brechas en la atención.

 

En Irlanda, por ejemplo, el enfoque para decidir el tipo de tratamiento para el cáncer es el mismo para pacientes jóvenes y ancianos. Esto se debe a el estado funcional (perfomance status) con el que cuenta la persona paciente, que proporciona una puntuación que evalúa la capacidad de la persona para realizar ciertas actividades de la vida diaria, esta puntuación se utiliza para guiar las decisiones sobre las vías de atención adecuadas. El estado funcional se utiliza para todas las personas y, en algunos casos, una persona de 30 años puede tener una puntuación mucho más baja que una persona de 70 años.

 

El Centro de apoyo para el cáncer de East Galway y Midlands ha ido un paso más allá, innovando sus servicios juntando a pacientes jóvenes y mayores. Esto permite que el centro respalde las necesidades de sus pacientes de manera más holística, más integral, lo que permite que las y los pacientes se apoyen y aprendan unos de otros en todos los grupos de edad, lo que facilita el aislamiento de las personas mayores y mejora su compromiso con los servicios del centro.

 

Chile es otro país que está tomando medidas para brindar una mejor atención oncológica a las personas mayores de 65 años. En la Fundación Arturo López Pérez (FALP) se creó una unidad de oncogeriatría en respuesta al alto volumen de adultos mayores con cáncer que ingresan a la atención. La unidad, creada en 2018, realiza evaluaciones geriátricas integrales de adultos mayores con cáncer. Esto ha permitido a sus equipos de oncología personalizar de manera más efectiva el tratamiento de estos pacientes, considerando factores como la comorbilidad y síndromes geriátricos como desnutrición, depresión, sarcopenia y síndrome de caídas, entre otros.

 

Al reconocer la oportunidad de mejorar la atención en todo el país, la FALP ahora está colaborando con otros centros nacionales de salud para apoyar la estandarización de la atención del cáncer geriátrico, abordando algunas de las desigualdades actuales. Como ejemplo, el equipo está trabajando con geriatras para replicar el modelo de atención FALP y desarrollar capacidades en todos los demás centros oncológicos del país. Con el tiempo, se necesitarán más especialistas en cáncer geriátrico, pero por ahora, esto debería reducir los efectos adversos de las toxicidades del tratamiento y mejorar los resultados para las y los pacientes mayores con cáncer.

 

Mejorar la atención del cáncer para los ancianos no cerrará por completo la brecha en la atención del cáncer, pero esperamos ver que los sistemas de salud de todo el mundo tomen medidas en la misma dirección que Irlanda y Chile, para que podamos vivir vidas más saludables y más largas juntos, ahora y en el futuro. 

 

*Los datos y hallazgos presentados en este blog se tomaron de la publicación Building momentum: People-centred cancer care at all ages.  ¡Lee el informe completo! (solo en inglés)