Cumbre de las Naciones Unidas sobre Sistemas Alimentarios: la participación de múltiples partes interesadas requiere una buena gobernanza
24 de julio de 2023
24 de julio de 2023
En el contexto a mediano plazo de la Década de acción sobre nutrición de las Naciones Unidas (2016-2025), se convocó en septiembre de 2021 a la Cumbre de Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas (UNFSS) para acelerar la acción para sistemas alimentarios más inclusivos, resilientes, equitativos, saludables y sostenibles. Sin embargo, durante todo el proceso del UNFSS persistieron las preocupaciones en torno a la gobernanza y las reglas de participación apropiadas, que permitían que los intereses de la industria alimentaria socavaran los objetivos de la Cumbre. Estas preocupaciones fueron planteadas al Secretario General de la ONU en una carta firmada por un Comité Ad-Hoc sobre la Gobernanza de la UNFSS y un blog de opinión en BMJ, firmado por personas involucradas en el proceso UNFSS.
“Se suponía que el UNFSS sería la ‘Cumbre de los pueblos’, pero su gobernanza ha favorecido sistemáticamente los intereses corporativos y ha marginado las voces críticas. La falta de voluntad para abordar los conflictos de intereses significaba que la Cumbre inevitablemente no lograría abordar los desafíos clave en torno al poder y la equidad, y el proceso ha impulsado iniciativas voluntarias tokenísticas en lugar de esfuerzos significativos para transformar los sistemas alimentarios”. Profesor Jeff Collin, director de Salud Pública Global, Universidad de Edimburgo
Por ejemplo, el llamado “informe sombra” del documento de contribución de las partes interesadas, uno de los principales resultados de UNFSS+2, fue desarrollado en gran medida por partes interesadas del sector privado y destaca que "varias partes interesadas de empresas e industrias también han sido parte de algunas de las coaliciones impulsadas por la UNFSS". Esto reafirma las preocupaciones de la sociedad civil en torno a los términos de compromiso de estas coaliciones. Además, el Centro de Coordinación de Sistemas Alimentarios de la ONU sitúa al sector privado como un actor clave, sin mencionar el papel de la sociedad civil.
Las industrias de alimentos y bebidas (incluidas las grandes agroindustrias) se concentran cada vez más en grandes multinacionales que tienen un enorme poder político, económico y social sobre los países. Por ejemplo, las 10 principales empresas de alimentos y bebidas controlan el 80% de los productos alimenticios comprados en tiendas en todo el mundo, con más de US$100 mil millones en ganancias combinadas cada año; y el 75% de estas empresas obtienen la mayor parte de sus ingresos de los alimentos ultraprocesados.
La reciente serie de The Lancet sobre los determinantes comerciales de la salud argumenta que estos desequilibrios de poder aseguran el secuestro corporativo de las políticas públicas, con los estados y las sociedades asumiendo los costos de las actividades comerciales, desde los daños que causan los productos hasta la pérdida de biodiversidad y otros impactos ambientales, maximizando así las ganancias.
Esto es especialmente preocupante para los países cuyos sistemas alimentarios enfrentan vulnerabilidades específicas, como los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID), como se reconoce en la reciente Declaración de Bridgetown sobre las ENT y la salud mental. En muchos PEID, más del 80% de los alimentos se importan, saturando los sistemas alimentarios de estas islas con alimentos ultraprocesados altamente rentables y socavando su soberanía alimentaria. Las grandes corporaciones de alimentos tienen ingresos netos anuales superiores al PIB anual de muchos PEID, lo que les otorga una enorme influencia que utilizan para bloquear las políticas de alimentación y nutrición saludables.
“La discusión reciente y en curso sobre las etiquetas de advertencia en el frente del paquete de los alimentos en el Caribe ha revelado el poder significativo de la industria alimentaria regional y el sector comercial en general. La seguridad alimentaria y nutricional en el Caribe solo se logrará por completo si los gobiernos abordan enérgicamente los determinantes comerciales de las ENT relacionadas con la dieta, lo que requiere, como mínimo, fuertes políticas frente a conflicto de intereses como parte de una buena gobernanza de la salud pública”. Maisha Hutton, directora ejecutiva, Coalición Caribe Saludable
Las mismas corporaciones que tienen un historial de disuadir, retrasar y debilitar las políticas de alimentación y nutrición saludables son las priorizadas en la agenda de la UNFSS. El objetivo 17 de los ODS sobre alianzas y la importancia de la participación de múltiples partes interesadas no debe confundirse con la falta de términos claros para la participación y mecanismos de gobernanza.
El sistema de las Naciones Unidas puede aprovechar los marcos existentes para liderar el camino hacia sistemas alimentarios saludables, como la guía de UNICEF sobre cómo involucrar a la industria de alimentos y bebidas. Este documento clave establece parámetros claros para trabajar con la industria de alimentos y bebidas desde la perspectiva de los derechos humanos de las y los niños.
“La salud, la sostenibilidad y la justicia social están intrínsecamente entrelazadas y deberían estar en el centro de las discusiones sobre la transformación del sistema alimentario: no existe un plan(eta) B. Actualmente, Brasil está discutiendo una importante y necesaria reforma fiscal con el cabildeo del Frente Parlamentario de Agronegocios (financiado tanto por grandes agroindustrias como por corporaciones de alimentos ultraprocesados), lo que genera el riesgo de que obtengan beneficios fiscales aún mayores, incluidos subsidios para las exportaciones, en lugar de brindar incentivos para sistemas agrícolas más sanos, justos y sostenibles, incluyendo la agroecología”. Paula Johns, co-fundadora y directora, ACT Promoção da Saúde
Las grandes corporaciones de alimentos, sus asociaciones comerciales y grupos de fachada, tienen los recursos para asistir en persona y cabildear contra los procesos de la UNFSS que priorizan el interés público sobre las ganancias. La sociedad civil se enfrenta a un escenario diferente, con limitaciones de capacidad y recursos para participar en los procesos de la UNFSS y cuenta con una voz muy limitada.
Esto llevó a las y los activistas de la sociedad civil en 2021 a boicotear la Cumbre y organizar contra eventos, como lo fue The People, una movilización para transformar los sistemas alimentarios corporativos, que se centró en amplificar las voces no escuchadas. Más recientemente, el panel internacional de expertos en Sistemas Alimentarios Sostenibles lanzó un documento que solicita un marco de rendición de cuentas corporativas en toda la ONU para garantizar mejores resultados, y fomentar espacios de gobernanza autónomos que prioricen las voces de las comunidades más afectadas por la malnutrición.
“La sociedad civil de las ENT es muy consciente de los desequilibrios de poder y del secuestro corporativo que están descarrilando la tan necesaria transformación de los sistemas alimentarios. Tras el boicot a la UNFSS en 2021, se han realizado esfuerzos hacia una doble estrategia. Por un lado, continuar con la contramovilización, para desafiar esta gobernanza laxa que ha permitido la influencia indebida de las grandes corporaciones. Por otro lado, fortalecer la participación de la sociedad civil para alentar a los gobiernos a rechazar las soluciones que perpetúan el mismo modelo fallido que estamos tratando de reemplazar”. Beatriz Champagne, coordinadora regional, Coalición América Latina Saludable (CLAS)
El proceso de la UNFSS se está quedando corto en materia de gobernanza y, por lo tanto, en abordar las causas profundas de los sistemas alimentarios insostenibles. Este proceso ha tenido un fuerte enfoque en la producción y la cantidad de alimentos, más que en la sostenibilidad de la cantidad y la calidad, con el fin de promover entornos que permitan dietas saludables y nutritivas, por ejemplo a través de las "mejores inversiones" de la OMS para las ENT.
Como destaca el reciente llamado de la red de la salud y el clima que pide dietas sostenibles y saludables para todas las personas, los sistemas alimentarios deben garantizar el acceso equitativo a las calorías necesarias de dietas sostenibles y saludables a través de un reequilibrio de poder y de influencia, y escuchar en sus soluciones a las muchas voces del mundo, como la de las y los jóvenes, las mujeres, los pueblos indígenas, los pequeños agricultores y consumidores.
Los sistemas alimentarios sostenibles y los patrones de nutrición se han identificado como uno de los seis principales puntos de partida en la agenda transformadora de los ODS. Es urgente garantizar que estos desequilibrios de poder, de intereses, de voces y de soluciones se corrijan con mecanismos de gobernanza efectivos en todo el sistema de las Naciones Unidas, basándose en los marcos de las Naciones Unidas existentes para salvaguardar el proceso de la UNFSS de los conflictos de intereses y la influencia indebida de la industria de alimentos y de bebidas. La Alianza de ENT llevará este mensaje a la UNFSS+2 la próxima semana.
Liz Arnanz (@lizarnanz) es responsable de la labor política y de incidencia en la prevención de las ENT y la promoción de la salud, defendiendo y apoyando la aplicación de normativas y políticas públicas que reduzcan la exposición a los principales factores de riesgo de las ENT y aborden los condicionantes sociales y comerciales de la salud. Anteriormente, trabajó en la Federación Dental Internacional (FDI), incidiendo por la integración de la promoción y la atención de la salud bucodental en los sistemas de salud, y antes de eso, trabajó para el equipo de Asociaciones y Membresía de la Alianza de ENT.