Hacia el final de su discurso en la Bienvenida de Alto Nivel en la 75.ª Asamblea Mundial de la Salud, el Director General Tedros citó a John Lennon: "Pueden decir que soy un soñador, pero no soy el único". Sus palabras finales sirvieron entonces como un solemne llamado a la acción: “Porque, a menos que soñemos con un mundo mejor, nos seguiremos despertando en este. A menos que apuntemos más alto, caeremos más bajo. A menos que sembremos la solidaridad, cosecharemos la división. A menos que busquemos la paz, encontraremos la guerra. Hoy, y todos los días, debemos elegir la salud por la paz y la paz por la salud”.
A lo largo de las discusiones de la semana, el objetivo fue claro: la solidaridad entre los Estados Miembros y la OMS, el fortalecimiento de la colaboración y la rendición de cuentas en todos los sectores deben marcar el camino a seguir. Dados los factores de riesgo superpuestos e interrelacionados que caracterizan a las enfermedades no transmisibles (ENT), las respuestas conjuntas y las inversiones en intervenciones transversales son fundamentales para mejorar la vida de las personas que viven con ENT y proteger a las que están en riesgo. En nombre de los 240 millones de personas que viven con ENT en las Américas, los Estados de la OPS solicitaron una respuesta unificada y acelerada.
El vicepresidente de Ecuador, Alfredo Borrero, y el presidente Luis Abinader de República Dominicana representaron a la región de la OPS en el plenario de apertura. Ambos mandatarios hicieron un llamado a la solidaridad, fortaleciendo la arquitectura de la gobernanza mundial en salud, y resolvieron comprometerse a lograr la Cobertura Universal de Salud para hacer efectivo el derecho a la salud. El notable logro de la República Dominicana del 98% de cobertura básica de seguro de salud es ejemplar. El impacto que las y los Jefes de Estado pueden tener al cumplir sus compromisos con acciones demuestra el poder del compromiso entre los sectores gubernamentales para invertir en salud: donde hay voluntad política, hay una manera de lograrlo.
Preguntas clave de toda la región
Si bien fue alentador que se le diera el debido espacio a la salud mental, muchos estados subrayaron el trabajo que aún queda por hacer. Argentina y Belice incidieron por la integración de los servicios de salud mental en la atención primaria integral. Colombia destacó la importancia de considerar los efectos de las sustancias psicoactivas en la salud mental en la planificación de dichos servicios integrados. Estados Unidos, Surinam y República Dominicana expresaron la necesidad de políticas para combatir la estigmatización de la salud mental y los trastornos neurológicos, y Perú enfatizó la importancia de aumentar la visibilidad de la salud mental para abordar la inversión pública insuficiente en esta área. También se expresó preocupación por
la salud mental de las y los trabajadores de la salud, dado el agotamiento sufrido debido a la pandemia de COVID-19. En respuesta a esto, Jamaica pidió que los servicios de salud mental se integren en las disposiciones de atención médica de emergencia de la OMS, y Paraguay está trabajando para garantizar que la salud mental sea parte de su plan nacional de respuesta a emergencias.
Bahamas planteó un presupuesto insuficiente y el impacto tanto de la COVID-19 como de los huracanes en la interrupción de los avances en materia de las ENT. Como tal, expresaron sus reservas para comprometerse con algunos de las metas para 2030, afirmando que la meta para el cáncer de cuello uterino de 4/100.000 seguía fuera de su alcance y que el país estaba perdiendo la batalla contra la obesidad. Sin embargo, decidieron aprovechar el poder de los números en la lucha contra las ENT con un mayor empoderamiento de la comunidad y alfabetización en salud, solicitando un mayor apoyo de la OMS para lograr el etiquetado de contenido nutricional. En reconocimiento a la solidaridad regional, Bahamas agradeció el trabajo y el liderazgo de la
Coalición Caribe Saludable, en el desarrollo de una Nueva Agenda Transformadora para la prevención y el control de las ENT durante la COVID-19, que se desarrolló mediante consultas a personas que viven con ENT, al gobierno y a la sociedad civil, y pidió financiamiento a nivel de país para apoyar los esfuerzos de prevención y atención de las ENT en el Caribe.
Un llamado conjunto para la prevención
En otra muestra de alianzas impactantes, México hizo referencia a un "espíritu de cooperación" al colaborar con Chile y Perú para desarrollar e implementar medidas para empoderar a sus comunidades, promover una alimentación saludable con un etiquetado claro de alimentos no saludables y evitar que se vendan alimentos no saludables en las escuelas. Sin embargo, están consternados por los esfuerzos de las industrias de productos básicos perjudiciales para obstaculizar estas iniciativas a través de las empresas transnacionales. Desafortunadamente, esto no es nuevo. Cientos de tácticas adoptadas por las industrias de productos básicos no saludables durante la pandemia de COVID-19 hasta la fecha están documentadas en el informe de la Alianza de ENT, “
Signalling Virtue, Promoting Harm - Unhealthy commodity industries and COVID-19”.
Varios otros Estados miembros también destacaron la preocupación por la comercialización de productos como el alcohol, el tabaco, los sucedáneos de la leche materna, las bebidas azucaradas y los alimentos altamente procesados. Perú, Uruguay y México llamaron la atención sobre el problema creado por el marketing digital dirigido a grupos vulnerables, reforzando la necesidad de cooperación global en el establecimiento de estándares y orientación de la OMS para mitigar la influencia dañina de la industria. Uruguay apoyó la creación de un instrumento transfronterizo para regular la comercialización de alcohol en plataformas como las redes sociales. Ecuador afirmó que la industria del alcohol debe recibir el mismo trato que la industria tabacalera, y pidió explícitamente un Convenio Marco sobre el Alcohol similar al del
Control del Tabaco para apoyar la política contra el alcohol, y alentó la cooperación con la sociedad civil en este esfuerzo.
En el otro extremo del espectro, con respecto al
borrador del Plan de acción mundial sobre el alcohol de la OMS (2022-2030) para implementar la Estrategia mundial para reducir el uso nocivo del alcohol, fue desconcertante escuchar la posición de los Estados Unidos de que algunos aspectos de la Acción Plan, como los relacionados con los acuerdos comerciales, quedan fuera del mandato de la OMS. La posición de los Estados Unidos no se alinea con el imperativo de salud pública para abordar los determinantes comerciales de la salud y evitar la influencia indebida de las industrias dañinas en la política de salud global.
Fue refrescante escuchar las declaraciones sobre las ENT pronunciadas por
el delegado de la juventud de Canadá. El joven delegado expresó su agradecimiento de Canadá por la inclusión de la contaminación del aire como un factor de riesgo importante para las ENT. Más importante, sin embargo, fue su llamado para un mayor trabajo en la comprensión de otros impactos ambientales sobre las ENT. El énfasis aquí es importante: debemos invertir en comprender y mitigar los impactos ambientales en la salud, y debemos incluir a las y los jóvenes en estas conversaciones, ya que son las generaciones futuras las que se verán más afectadas por los cambios climáticos. Las voces de las y los jóvenes y su participación en los foros internacionales son esenciales para identificar e implementar soluciones sostenibles para las ENT que consideren y aborden los factores de riesgo ambientales.
Para las personas que están en el centro de todo, los avances en las ENT no pueden esperar
En todas estas discusiones y en todos los foros, la solidaridad resonó como un requisito para responder a las ENT. Ecuador imploró a los estados que trabajen juntos y con la OMS para acelerar avances en las ENT y alcanzar las metas de los ODS. Panamá señaló cómo la COVID-19 magnificó las desigualdades existentes durante mucho tiempo, demostrando con franqueza que el mundo no puede perder el tiempo en respuestas aisladas y fragmentadas a las crisis de salud global. Para mitigar la crisis de las ENT, necesitamos esfuerzos coordinados y cooperativos en cada etapa, desde el establecimiento de metas, hasta el desarrollo, la implementación y la evaluación de políticas y estrategias. La solidaridad global no puede ser un objetivo solo de cooperación entre gobiernos y con agencias multilaterales,
debe facilitar la inclusión significativa de las personas detrás de las estadísticas. La solidaridad debe ser más que un comentario sonoro: debe ser un compromiso realizable para crear, y no solo soñar, un mundo con salud y paz para todas las personas.
Sobre la autora:
Sarah Emoto está completando una Maestría en Salud Pública con especialización en Salud Global en la Universidad del Sur de California. Tiene una licenciatura en Historia de la Universidad de Redlands. Después de titularse, está interesada en aprovechar ambas disciplinas para la incidencia en favor de la salud global y los derechos humanos a través de la comprensión de los impulsores históricos de las desigualdades.