Pacto y convergencia: un nuevo siglo debe traer nuevas esperanzas para las personas que viven con diabetes, en todo el mundo

12 de abril de 2021

El 14 de abril de 2021 se cumple el centenario del descubrimiento de insulina. Cientos de millones de personas viven con diabetes, muchas de ellas necesitan insulina para sobrevivir, y la triste realidad es que ese número está creciendo. Los últimos datos de la OMS nos demuestran que la diabetes está en aumento a nivel mundial[1] a pesar del objetivo para "detener el aumento"[2], asumido en 2013. La creciente carga de la diabetes se siente especialmente en los países de ingresos bajos y medianos, y sin una acción radical y urgente el futuro parece sombrío.

¿Por qué nosotros, como comunidad mundial de la diabetes, hasta ahora no hemos logrado mejores resultados? ¿Nos enfocamos demasiado en pedir una "respuesta multisectorial a las ENT", acaso demasiado compleja? No, no lo hicimos, las soluciones integradas deben ser la respuesta, y se ha trabajado mucho en materia de normativas y políticas para que avancemos hacia la era de la cobertura sanitaria universal.
 
¿Invertimos lo suficiente? ¿Invertimos bien? No, no lo hicimos, la diabetes y otras ENT todavía se olvidan en gran medida cuando se plantea el rompecabezas mundial de la financiación al desarrollo y la salud. En ese rompecabezas, las piezas grandes no encajan con la epidemiología del mundo real. Debemos repensar esas piezas y ubicarlas de manera correcta.
 
¿Podemos avanzar con un cronograma equilibrado que busque el desarrollo de sistemas de salud hacia un mundo con cobertura sanitaria universal, donde la diabetes se prevenga de forma eficaz y se controle adecuadamente? ¿Dónde se detenga e incluso se revierta el aumento de la diabetes? ¿Dónde se tenga, siempre, un acceso asequible a la atención y la medicación para la diabetes en el centro de salud primaria local? ¿Dónde los hogares reciban un apoyo rutinario por parte de trabajadores de salud comunitarios? Y, ¿dónde la tecnología brinde soluciones de salud digital amigables incluso para las y los niños, las personas adultas o ancianas con diabetes más marginados que deben controlar los niveles de azúcar en la sangre diariamente?

Una nueva era de asociaciones

Estos son los desafíos que se nos plantean a través del "Pacto mundial contra la diabetes" lanzado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) esta semana[3]. Sin precedentes en alcance y ambición, firmemente centrado en la recuperación posterior tras la COVID-19, el nuevo Pacto de la OMS describe seis componentes claros que necesitan una inversión y un compromiso urgentes y constantes, si pretende tener éxito: unión entre las partes interesadas, integración, acceso a medicamentos para la diabetes, metas mundiales, continuidad en la atención (incluso en contextos de crisis humanitaria), y asequibilidad.
 
Pero, sobre todo, el Pacto enfatiza que "la clave del éxito será la alineación y la acción conjunta de todos los sectores, públicos, privados y filantrópicos". Una frase corta con un potencial enorme, ¿qué nos exige esto?
 
Ya en 2015, Andrew Cassels habló sobre la necesidad de repensar la colaboración internacional para la prevención y el control de las ENT[4],  señalando el hecho de que 'las ENT constituyen un campo muy controvertido y politizado' por el cual 'el afán de control [implica el riesgo] de parálisis y de una comunidad profesional que se habla principalmente a sí misma”. Si hay un titular del Pacto Mundial contra la Diabetes, debe ser nuestra agenda compartida de convergencia, lo que significa nuestra voluntad de contribuir a formar alianzas y contar con marcos de asociación más amplios, llevando nuestros recursos a los países, los gobiernos, y la sociedad civil asumiendo un papel como parte de algo más grande. ¿El Pacto Mundial contra la Diabetes nos ayudará a pensar de manera diferente y a construir nuevas imágenes de nosotros mismos? Debe y puede, pero solo si aceptamos, como señaló Cassels, que "[el avance] puede ser desordenado, fragmentado y poco sistemático, pero [ese] cambio es posible, y es acumulativo". En otras palabras, tenemos que aceptar que el avance de la atención y la prevención de la diabetes como parte de una respuesta nacional a las ENT será diferente de un país a otro, de un gobierno a otro, de una comunidad a otra. Todos llevamos recorrido nuestro propio camino de dependencia como agencias internacionales pero es hora de que nos encontremos en el mismo cruce y tomemos el mismo camino. El Pacto Mundial contra la Diabetes brinda el marco y los objetivos que estábamos esperando.

Un nuevo siglo y un punto sin retorno

El Pacto permite diferenciaciones pero exige asociaciones, el Pacto se basa en compromisos existentes pero promueve la claridad. Este es un impulso que no podemos dejar pasar, y es digno de tener en cuenta, como lo menciona Cassels, "el trabajo puede no avanzar de acuerdo con estrategias bien diseñadas". El Pacto Mundial contra la Diabetes puede no ser una estrategia, pero es estratégico, y plantea componentes coherentes que, en conjunto, llevarán a logro de una visión mundial: reducir el riesgo de diabetes, y asegurar que todas las personas diagnosticadas con diabetes tengan acceso a una atención y  tratamiento de calidad, que sea equitativo, integral y asequible. Al comenzar un segundo siglo desde el descubrimiento de la insulina, debemos recordarnos a nosotros mismos que el progreso sin salud no es progreso, y que debemos rendirnos cuentas mutuamente y brindar nuevas esperanzas a las personas que viven con diabetes en todo el mundo, no con palabras sino con acciones. Llegar a la próxima Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre ENT en 2025 será insoportable si aún no hemos logrado llegar a los millones de personas con diabetes en todo el mundo que confían en nuestra capacidad para converger y ampliar nuestros esfuerzos.

Acerca del autor

Bent Lautrup-Nielsen (@bent_lautrup(@WorldDiabetesF) es jefe de Incidencia y Desarrollo global en la Fundación Mundial de la Diabetes (WDF). Dirige las relaciones de la WDF con agencias clave a nivel mundial, y ha trabajado durante varios años con ministerios de salud y otras partes interesadas en países de ingresos bajos y medianos en todo el mundo para expandir las asociaciones de la fundación en el campo de la diabetes y las ENT.