No smoking and no vaping sign in a children park

Consumo de Tabaco

De los 1130 millones de fumadores en todo el mundo, la mitad morirá a causa de una enfermedad relacionada con el tabaco, en la mayoría de los casos será por una ENT, como lo son las enfermedades pulmonares y cardíacas o cáncer.

Aunque el número absoluto de fumadores ha seguido aumentando, las medidas de control del tabaco han demostrado ser eficaces para reducir el porcentaje de fumadores en todo el mundo, que disminuyó del 22,7% en 2007 al 17,5% en 2019. Las grandes tabacaleras se han defendido para no perder su cuota de mercado y establecer nuevos mercados en países de bajos ingresos, especialmente apuntando a la juventud con nuevos productos de tabaco, cigarrillos electrónicos y vaporizadores. Desde la interferencia de la industria hasta los puntos ciegos regulatorios, están surgiendo nuevos desafíos que ponen en riesgo los avances logrados.

Info básica

  • Hay 1130 millones de personas que fuman en todo el mundo. La mitad morirá de una enfermedad relacionada con el tabaco.
  • 8,7 millones de personas mueren cada año a causa del consumo de tabaco, mientras que $1,4 billones se pierden en gastos de atención médica y por la reducción de la productividad de las y los trabajadores.
  • La mayoría de las muertes y los años perdidos por discapacidad atribuibles al tabaco se deben a enfermedades no transmisibles (ENT).
  • El consumo de tabaco es uno de los principales factores de riesgo de las ENT en su conjunto. Una de cada seis muertes por ENT está relacionada con el tabaco.
  • El porcentaje de fumadores (es decir, la prevalencia del tabaquismo) disminuyó del 22,7% en 2007 al 17,5% en 2019 gracias al fortalecimiento de las medidas de control del tabaco, como los impuestos.
  • El número total de personas que fuman ha seguido creciendo desde 1990 debido a las disparidades entre las regiones y al crecimiento de las poblaciones. Mientras que solamente Europa y las Américas lograron una disminución del tabaquismo en términos absolutos, África y Asia han visto un fuerte aumento en cuanto a consumidores de tabaco.
  • Algunos países de ingresos bajos y medianos, donde el consumo de tabaco solía ser moderado, ahora ocupan los primeros puestos en el aumento del consumo. Éste es el caso particularmente en muchos países africanos.

Los impactos en la salud de la epidemia de tabaquismo

El tabaco mata más que cualquier otra causa prevenible de muerte en el mundo. Cada año, alrededor de 8,7 millones de personas mueren a causa del consumo de tabaco, mientras que se pierden hasta 1,4 billones de dólares en gastos de atención médica y debido a la reducción de la productividad de las y los trabajadores. La mayoría de estas muertes (7,4 millones) se atribuyen directamente al tabaquismo, mientras que las 1,3 millones restantes se relacionan con personas no fumadoras expuestas al humo de segunda mano, también llamados fumadores pasivos [1].
 
Para poner estas cifras en contexto, de los 1130 millones de personas que fuman en todo el mundo, la mitad de ellas morirá a causa del consumo de tabaco [2].

El tabaco y las ENT

El tabaco es uno de los principales factores de riesgo para las enfermedades cardiovasculares, las enfermedades respiratorias crónicas, los cánceres y la diabetes. La mayoría de las muertes y los años perdidos por discapacidad relacionados con el tabaco se deben a estas enfermedades no transmisibles o ENT. En los casos de cánceres de tráquea, bronquios y pulmón, por ejemplo, el tabaco es la causa subyacente de muerte en casi el 90% de los casos.

No existe un producto de tabaco seguro, ni existe un nivel de consumo seguro. El humo del tabaco contiene hasta 5000 sustancias químicas, de las cuales se sabe que 70 son cancerígenas [3].

Situación actual: en la cuestión del tabaco hay avance desiguales, por lo que el futuro es incierto

La prevalencia del tabaquismo ha disminuido del 22,7% en 2007 al 17,5% en 2019 gracias a la implementación de políticas de control del tabaco [4]. Desde 1990, la disminución a nivel mundial del porcentaje de fumadores fue del 27,5% para los hombres y del 37,7% para las mujeres [5]. Hemos recorrido un largo camino. Aún así, el número absoluto de personas que fuman ha seguido aumentando como resultado del crecimiento de la población mundial y las disparidades entre regiones.
 
De todas las regiones de la OMS (África, las Américas, el Mediterráneo Oriental, Europa, el Sudeste Asiático y el Pacífico Occidental), solo Europa y las Américas lograron reducir el número total de fumadores en las últimas tres décadas [6]. África y la región del Mediterráneo Oriental, por otro lado, destacan como las regiones donde esta misma cifra ha aumentado más en términos porcentuales, incluso duplicándose en este último caso.
 
El consumo de tabaco obstaculiza el desarrollo económico, ya que hasta el 80% de las personas que consumen tabaco viven en países de ingresos bajos y medios, con una cuarta parte, solo en China [7].
 
 
 
La asequibilidad cada vez mayor de los cigarrillos, la falta de controles estrictos del tabaco y los esfuerzos renovados de la industria tabacalera para establecer nuevos mercados también han resultado en un aumento asombroso en el porcentaje de fumadores (prevalencia del tabaquismo) en algunos países de bajos ingresos, a pesar de la tendencia general a la baja. Especialmente, en África [8].
 
Además de esto, en los últimos años ha surgido una amplia gama de nuevos desafíos. Desde el consumo por parte de la juventud hasta el surgimiento de nuevos productos de tabaco, arrojan dudas sobre la sostenibilidad de los avances alcanzados. Reforzar las medidas para el control del tabaco es la única forma para reencaminar esta tendencia y evitar que empeore.

Nuevos desafíos frente a la epidemia de tabaquismo

El Convenio Marco para el Control del Tabaco de la OMS (CMCT) tiene como objetivo proteger a las generaciones presentes y futuras de las devastadoras consecuencias del tabaco proporcionando un marco para el control del tabaco. Algunas de las medidas clave que las partes deben implementar para reducir la demanda y la oferta de tabaco incluyen:

  • La prohibición total de la publicidad, el patrocinio y la promoción del tabaco.
  • Advertencias de salud destacadas en los paquetes de tabaco que cubran al menos el 30% (idealmente el 50%) del frente.
  • Protección contra el humo de segunda mano en todos los lugares de trabajo cerrados, en los lugares públicos y en el transporte público.
  • Una tasa impositiva sobre los productos de tabaco del 75% o más del precio.
  • Medidas para reducir el contrabando de productos del tabaco.
Desde que se estableció el CMCT en 2005, la lucha contra la epidemia de tabaquismo ha ganado impulso y apoyo. Temerosa de perder su participación en el mercado, la industria tabacalera ha respondido de manera agresiva a través de una serie de estrategias destinadas a abrir nuevos mercados y a explotar lagunas regulatorias.

Interferencia de las grandes tabacaleras

De la misma manera que la industria se ha dedicado a crear dudas sobre la evidencia científica del vínculo entre el tabaquismo y los riesgos para la salud [9], las grandes tabacaleras ahora se enfocan en socavar la importancia de los impuestos más altos al tabaco y de los programas de control del tabaco en general. De manera engañosa, la industria tabacalera pretende ser percibida como un socio legítimo en el control del tabaco, mientras que en realidad intenta hacer retroceder la regulación.
 
Entre otras cosas, la industria tabacalera aprovecha las lagunas de conocimientos de la clase política y la falta de información y datos para difundir información errónea y promover mitos para contrarrestar la legislación [10]. Esta situación se agrava cuando se trata de mercados sin explotar en los países de bajos y medianos ingresos.

Las estrategias de marketing más agresivas apuntan a la juventud

Una de las principales razones por las que la industria tabacalera se está desplazando hacia los países de ingresos bajos y medianos es su creciente población infantil y adolescente. Las empresas tabacaleras emplean una serie de tácticas de publicidad y promoción para llegar a la juventud, como la venta de cigarrillos sueltos, la exhibición de cigarrillos cerca de refrigerios, dulces y bebidas azucaradas y la comercialización de productos de tabaco con sabor [11].
 
La industria tabacalera también está acaparando canales menos regulados como las redes sociales [12] y la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) [13] para eludir los controles del tabaco y comercializar sus productos entre las y los jóvenes. Desde el patrocinio de eventos para la juventud hasta la donación de equipos de protección para trabajadores de la salud y ventiladores durante la pandemia de COVID-19, las grandes tabacaleras utilizan la RSE para desviar la atención del producto en sí y limpiar su imagen.

Cigarrillos electrónicos, vaporizadores y nuevos productos de tabaco

Los productos que calientan el tabaco y los sistemas electrónicos de suministro de nicotina líquida o los cigarrillos electrónicos (también conocidos como vapeadores) han ido en aumento en los últimos años.
 
Los mecanismos regulatorios están luchando para seguir el ritmo de la aparición continua de estos productos, lo que ha abierto una ventana de oportunidad para estas empresas, especialmente durante la pandemia de COVID-19 [14].
 
 
Aunque algunos dispositivos electrónicos no contienen tabaco, existe una creciente evidencia de que los cigarrillos electrónicos no son inofensivos, mientras que los productos de tabaco calentado se definieron como productos de tabaco convencionales y se incluyeron en el CMCT en 2018 [15]. A pesar de que generalmente se comercializan como ayudas para dejar de fumar, estos productos de tabaco y nicotina impiden a quienes intentan dejar el tabaco normal tengan algún éxito, mientras que muchas de estas personas terminan convirtiéndose en usuarios dobles [16]. También contribuyen a atraer a viejos y nuevos fumadores, siendo las y los jóvenes el caso más alarmante, ya que el uso de estos electrónicos duplica las posibilidades de que se conviertan en fumadores habituales de tabaco convencional [17].

Esperanza para el control del tabaco

Dada la fuerte respuesta de la industria tabacalera tras los avances en la legislación y la regulación, es más importante que nunca seguir avanzando y fortalecer los controles del tabaco para contrarrestar esta ofensiva mortal.
 
El marco para la política de control del tabaco está madurando
La mayoría de los países experimentaron su mayor descenso en la prevalencia del tabaquismo durante la década posterior a la ratificación del CMCT [18].
 
Aunque hasta la fecha solo dos países (Turquía y Brasil) han implementado todas las medidas de control al nivel de mejores prácticas, el 75 % de los países y 5300 millones de personas ahora están protegidos por al menos una medida al más alto nivel de acuerdo con el marco de monitoreo MPOWER establecido. en 2007 por la OMS [19]. Entre estas medidas, se han logrado importantes avances en la legislación de ambientes libres de humo, etiquetas de advertencias sanitarias, impuestos y prohibiciones, publicidad y comercio ilícito de tabaco. Sin embargo, los países de bajos ingresos siguen siendo los grandes ausentes.
 
Tras la inclusión del CMCT en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 3.A) en 2015, Australia y Noruega se unieron al Reino Unido en el marco del proyecto CMCT 2030 para apoyar a los países de ingresos bajos y medianos en la implementación del marco.
 

Cigarrillos electrónicos y vaporizadores: un largo camino por recorrer

Dado que permanecen fuera del CMCT, los cigarrillos electrónicos y vapeadores son uno de los puntos ciegos del control del tabaco. De los 163 países que permiten su venta, un total de 84 países no tienen legislación vigente respecto a estos, mientras que 94 países no imponen ninguna restricción de edad para el consumo de este tipo de productos [20].
 
 
Las y los niños y adolescentes de países de bajos y medianos ingresos se encuentran en una posición vulnerable frente a las estrategias de marketing utilizadas por las industrias tabacaleras para atraerles (sabores atractivos, nueva tecnología llamativa, etc.). El hecho de que la mayoría de las personas que fuman comienzan a fumar antes de los 20 años hace que la regulación de los cigarros electrónicos y vapeadores sea más urgente que nunca. Aquí hay una oportunidad clara para atender el problema desde la raíz [21].

¡Los impuestos al tabaco funcionan!

A pesar de los incesantes esfuerzos de la industria tabacalera por desacreditar esta acción, los impuestos han demostrado ser la forma más efectiva de reducir el consumo. La evidencia sugiere que por cada 10% de aumento en el precio debido a impuestos más altos, hay una disminución en el consumo de tabaco del 4% al 8% [22]. Aplicar impuestos sobre los productos de tabaco es una medida barata para los gobiernos, mientras que estos ingresos se pueden utilizar para financiar más regulaciones de control del tabaco, creando así un círculo virtuoso. Los beneficios económicos superan con creces a los costos, los impuestos al tabaco más altos son una intervención rentable, conocida como una de las mejores inversiones propuestas por la OMS [23].
 
La tributación del tabaco, sin embargo, es la menos aplicada de todas las medidas de control, con solo 40 países, y apenas un 13% de la población mundial protegida por una tasa impositiva igual o mayor al 75% del precio, lo que representaría el mejor nivel de prácticas [24]. Aunque el número de países que pertenecen a esta categoría casi se ha duplicado desde 2008, gracias en gran parte al trabajo de la sociedad civil, hasta la fecha solo uno (Madagascar) es un país de ingresos bajos [25].
 
En el caso de los cigarros electrónicos, las tasas impositivas son aún más bajas, con solo tres países gravando estos productos al nivel de las mejores prácticas [26].