El mes pasado, la Casa Blanca celebró su tan esperada Conferencia de la Casa Blanca sobre el Hambre, la Nutrición y la Salud, la primera conferencia de este tipo en más de 50 años. La última conferencia de la Casa Blanca sobre nutrición dio como resultado la expansión de la asistencia nutricional crítica y los programas de red de seguridad contra el hambre, como el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP) y los Programas Nacionales de Desayuno y Almuerzo Escolar (NSLP/SBP).
El hambre, la nutrición y la salud están íntimamente relacionados. Una dieta poco saludable, a menudo caracterizada por un alto consumo de azúcares añadidos, grasas saturadas, sodio y una baja ingesta de frutas, verduras y cereales, es uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades crónicas como las enfermedades cardiovasculares, los accidentes cerebrovasculares y la diabetes.1 El hambre, la mala nutrición y las enfermedades crónicas relacionadas con la alimentación afectan desproporcionadamente a las personas de color y a aquellas que viven con ingresos más bajos. Las mujeres y los hombres negros no hispanos tienen una mayor prevalencia de ECV que cualquier otro grupo racial y étnico, con un 58,8 % y un 60,1 % respectivamente2 y la pandemia de COVID-19 solo exacerbó estas disparidades.
Atender las barreras estructurales a la salud
La Conferencia presentó una oportunidad para seguir avanzando en los esfuerzos de todos los niveles de gobierno y el sector privado para abordar la inseguridad alimentaria y nutricional y las dietas poco saludables, así como la actividad física insuficiente, todos los principales impulsores de las enfermedades crónicas. Por lo general, la carga de atender la nutrición y la salud ha recaído en la persona como individuo. Sin embargo, los factores estructurales (es decir, el acceso, la asequibilidad, la disponibilidad y la utilización de alimentos saludables) afectan la capacidad de las personas para acceder y consumir dietas saludables. Los esfuerzos para reducir el hambre, mejorar la nutrición, aumentar la actividad física y reducir la carga de enfermedades crónicas deben centrarse en los factores estructurales que escapan al control de un individuo. La Conferencia destacó varias oportunidades para que el gobierno federale aborde algunas de las barreras estructurales que impiden que las personas accedan y consuman dietas sanas a través de acciones coordinadas en todos los niveles de gobierno y con el sector privado. Dar prioridad a las acciones para atender las barreras estructurales ayudará a reducir las disparidades raciales y étnicas en el acceso y consumo de mejores dietas.
Se destacan las recomendaciones de la American Heart Association
Antes de la Conferencia, la Casa Blanca lanzó una
estrategia nacional para acabar con el hambre para el 2030. Esta estrategia es un llamado a la acción para cambiar la trayectoria de la salud en todo el país al hacer que los alimentos nutritivos sean más accesibles y asequibles para todos los estadounidenses mientras se promueve la actividad física. Para ayudar a avanzar en los objetivos de la estrategia nacional, la Casa Blanca obtuvo $8 mil millones en compromisos de más de 100 organizaciones del sector privado y sin fines de lucro. Durante los comentarios de apertura del presidente Biden, destacó
el compromiso de la Asociación Estadounidense del Corazón (American Heart Association, AHA) y la Fundación Rockefeller, en asociación con Kroger, para movilizar $250 millones para construir una Iniciativa nacional de investigación de alimentos, conocida como El alimento es medicina (Food is Medicine Research Initiative). La iniciativa se lanzará en la primavera de 2023 para generar evidencia y herramientas para ayudar al sector de la salud a diseñar y escalar programas que aumenten el acceso a alimentos nutritivos, mejoren la salud y la equidad en la salud, y reduzcan los costos generales de atención médica.
La AHA ha defendido durante mucho tiempo varias de las recomendaciones descritas en la estrategia nacional como necesarias para garantizar que todas las personas tengan una oportunidad equitativa de vivir una vida larga y saludable. Las recomendaciones descritas en la estrategia nacional son las que el mundo está observando, dada la ampliación de las disparidades de salud y la creciente inseguridad alimentaria en un mundo posterior a la COVID-19. Al centrarnos en la calidad de los alimentos además de la cantidad en nuestros programas alimentarios nacionales, asegurando que las y los estudiantes tengan acceso a las comidas escolares sin costo alguno, avanzando en los programas de "el alimento es medicina" que aumentan el acceso a alimentos saludables entre las y los pacientes con enfermedades crónicas y expandiendo los programa con esfuerzos multisectoriales para fomentar la actividad física, veremos un acceso más equitativo a una red de seguridad crítica que mejorará la calidad de la dieta y la salud de las y los estadounidenses. Si bien nos complace ver tantas recomendaciones cruciales descritas en la estrategia nacional, reconocemos que la implementación de la estrategia no sucederá de la noche a la mañana, sino que servirá como una hoja de ruta para mejorar el panorama general del hambre y la nutrición.
Acerca del autor:
Funke Ajenikoko, MPH se desempeña como analista principal de políticas para el equipo de investigación de políticas de la American Heart Association (@American_Heart). Funke administra las áreas de obesidad, nutrición y calidad del aire.
1. Jayedi A, Soltani S, Abdolshahi A and Shab-Bidar S. Healthy and unhealthy dietary patterns and the risk of chronic disease: an umbrella review of meta-analyses of prospective cohort studies. Br J Nutr. 2020;124:1133-1144.
2. Tsao CW, Aday AW, Almarzooq ZI, Alonso A, Beaton AZ, Bittencourt MS, Boehme AK, Buxton AE, Carson AP, Commodore-Mensah Y, Elkind MSV, Evenson KR, Eze-Nliam C, Ferguson JF, Generoso G, Ho JE, Kalani R, Khan SS, Kissela BM, Knutson KL, Levine DA, Lewis TT, Liu J, Loop MS, Ma J, Mussolino ME, Navaneethan SD, Perak AM, Poudel R, Rezk-Hanna M, Roth GA, Schroeder EB, Shah SH, Thacker EL, VanWagner LB, Virani SS, Voecks JH, Wang N-Y, Yaffe K and Martin SS. Heart Disease and Stroke Statistics—2022 Update: A Report From the American Heart Association. Circulation. 2022;145:e153-e639.