El 11 de octubre es el Día Internacional de la Niña, que trata de reconocer los derechos de las niñas y los desafíos únicos que enfrentan en todo el mundo.
Si bien hemos visto grandes avances en la equidad de género, todavía queda un largo camino por recorrer, ya que millones de niñas continúan enfrentando desventajas en lo que respecta a su
salud física y mental, sus derechos y su educación, simplemente por su género.
Mujeres y niñas: las más golpeadas por la pobreza
Muchas de estas desventajas se derivan del hecho de que las niñas y
las mujeres son las más afectadas por la pobreza, que está en aumento debido a la pandemia de COVID-19. Un análisis reciente de la Universidad de las Naciones Unidas informó que después de 30 años de disminución de los niveles de pobreza, la pandemia podría aumentar la pobreza global en un 8% a partir de 2020.
Para las niñas en países de ingresos bajos y medianos (PIBM) y en hogares con recursos limitados, la pobreza significa que a menudo obtienen menos alimentos, tienen menos probabilidades de acceder a la atención médica y reciban menos educación que los niños. Esto puede afectar significativamente su nivel educativo, su potencial económico y su capacidad para llevar una vida saludable.
Cada vez más, las familias quedan atrapadas en o son empujadas a la pobreza debido a gastos catastróficos en salud y pérdida de ingresos debido a condiciones crónicas como la
diabetes, el
cáncer, las enfermedades cardíacas y pulmonares. La carga de estas
enfermedades no transmisibles (ENT) es mayor en los PIBM, donde ocurre el 77% de los 41 millones de muertes en todo el mundo.
La educación de las niñas también se ve amenazada o interrumpida, ya que es más probable que ellas sean las que asuman el rol de cuidadoras de familiares que viven con enfermedades crónicas. Las familias afectadas por la pobreza también pueden sentirse forzadas a sacar a las niñas del sistema educativo formal para ahorrar dinero.
A pesar del gran avance logrado hacia la paridad de género en la educación primaria, en algunas regiones alrededor del
48% de las niñas no asisten a la escuela, y a nivel mundial, 15 millones de niñas no están matriculadas en la educación primaria en comparación con 10 millones de niños. Después del cierre de las escuelas debido a la pandemia de COVID-19, se estima que otros
11 millones de niñas nunca volverán a clase.
Esto implica oportunidades perdidas para las niñas y un mayor riesgo de sufrir violencia, explotación y un matrimonio precoz. Hoy en día, uno de cada cinco matrimonios involucra a una novia niña. Y como resultado de la pandemia y sus efectos generadores de pobreza, hasta 10 millones más de niñas corren el riesgo de convertirse en niñas casadas para 2030.
Mujeres y niñas: la triple carga de mala salud
Las mujeres y las niñas, particularmente en los PIBM, a menudo enfrentan una carga triple de condiciones de salud reproductiva y materna, enfermedades infecciosas y enfermedades no transmisibles, que se combinan e interactúan y conducen a una mala salud.
Esto es particularmente cierto durante sus años de adolescencia, que pueden ser un momento vulnerable para las niñas, con una mayor exposición a problemas de salud sexual y otros factores de riesgo para las ENT.
Frecuentemente, las mujeres y las niñas no tienen acceso a la información y la educación vital sobre la importancia de la detección de enfermedades, incluso cuando no hay signos ni síntomas de enfermedad presentes. Es posible que ni siquiera puedan acceder a este tipo de atención debido a los determinantes sociales de la salud, como el analfabetismo y el bajo nivel socioeconómico y político, que limitan la capacidad de las mujeres para informarse y protegerse contra las ENT, las enfermedades infecciosas como el VIH y otras enfermedades crónicas..
Los servicios de prevención, detección y de atención a la salud deben ser específicos a su contexto y estar altamente adaptados para cubrir las diversas necesidades de las mujeres y las niñas a lo largo de su vida. La integración de los esfuerzos de prevención y control de las ENT dentro de los servicios de salud existentes es cada vez más necesaria para impulsar que la salud y el bienestar socioeconómico de las mujeres mejore.
La igualdad en los ODS
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y sus 17
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) adoptados por las y los líderes mundiales en 2015 pretenden servir como una hoja de ruta hacia un avance sostenible que no deje a nadie atrás. Lograr la igualdad de género y el empoderamiento de las niñas y las mujeres es parte integral de cada uno de estos 17 objetivos. Junto con el ODS 1 (Fin de la pobreza) y el ODS 4 (Educación de calidad), aquí
hay algunas formas más en las que la inequidad de género se interpone en el camino para lograr los ODS:
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ODS 2 Hambre cero: los niveles de inseguridad alimentaria fueron 10% más altos entre las niñas y las mujeres que entre los niños y los hombres, en 2020. En algunas partes del mundo, 10% más de mujeres padecen inseguridad alimentaria moderada o grave que los hombres.
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ODS 3 Buena salud y bienestar: se espera que solo 17 de 176 países alcancen para las mujeres la meta 3.4 de reducir las muertes prematuras por enfermedades no transmisibles en un tercio para 2030.
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ODS 5 Igualdad de género: al ritmo actual de avances, pueden pasar otros 286 años para eliminar las leyes discriminatorias y cerrar las brechas en las protecciones legales para las mujeres y las niñas.
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ODS 7 Energía asequible y no contaminante: la contaminación del aire en los hogares por el uso de combustibles para cocinar y calefaccionar causa aproximadamente 3,2 millones de muertes cada año y casi la mitad de todas las muertes se deben a infecciones de las vías respiratorias bajas en niñas y niños menores de 5 años, casi todas en familias en los PIBM. A medida que las niñas y las mujeres pasan más tiempo en el hogar, soportan la mayor carga de estas muertes y enfermedades.
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ODS 16 Paz, justicia e instituciones sólidas: A julio de 2022, solo 27 países (14%) tienen una mujer como jefa de estado y/o gobierno. Según los últimos datos disponibles, las mujeres representan solo el 26% de los parlamentarios a nivel mundial y el 34% de los representantes de los gobiernos locales. En la toma de decisiones, estamos lejos de lograr la paridad de género.
Para que una sociedad esté verdaderamente saludable y sea próspera, todos los miembros de esa sociedad deben tener los mismos derechos. Las mujeres y las niñas representan la mitad de la población mundial y, por tanto, también la mitad de su potencial. La desigualdad de género frena a muchas niñas y mujeres, y esto frena nuestro mundo. Las niñas de hoy son las mujeres del mañana y son la clave para eliminar la desigualdad de género.